René Quinton, un visionario biólogo y fisiólogo francés, transformó los fundamentos de la ciencia de su tiempo con un descubrimiento revolucionario.
Su enfoque innovador se centró en una estrategia curativa singular: la regeneración celular mediante el uso de agua de mar. Quinton reveló la sorprendente similitud entre la composición química del agua de mar y la del plasma sanguíneo humano, una analogía que fundamentó su terapéutica.
En el año 1904, la publicación de su obra esencial, «L’Eau de Mer, milieu organique», marcó el inicio de la Terapia Marina, estableciendo un antes y un después en el tratamiento natural y la medicina preventiva.
A raíz de su investigación, Quinton inauguró su laboratorio en 1905, dedicándose a la esterilización del agua de mar para producir lo que él denominó “Plasma de Quinton”. Este desarrollo no solo fue el comienzo de nuestra organización tal como la conocemos hoy en día, sino también un hito en la historia de la medicina natural.
Siguiendo su impulso innovador, en 1906, Quinton abrió las puertas de su primer Dispensario Marino en París, ofreciendo una nueva esperanza a miles de individuos de todas las edades. A través de sus preparados a base de agua de mar, logró mejorar significativamente la salud y el bienestar de numerosas personas, evidenciando así el potencial curativo del océano.
Este enfoque holístico hacia la salud subraya la conexión intrínseca entre el ser humano y el medio marino, resaltando la importancia de los recursos naturales en la recuperación y mantenimiento de la salud.
Quién fue Rene Quinton
René Quinton, nacido el 15 de diciembre de 1866, fue el hijo de Paul Quinton y Marie Amyot. Con tan solo 22 años, Quinton ya se sumergía profundamente en los estudios de biología, geología y paleontología en el Museo Nacional de Historia Natural, demostrando un ferviente interés por la vida en todas sus formas.
A la edad de 29 años, sus detalladas investigaciones lo llevaron a formular su primera teoría significativa sobre la constancia térmica en los seres vivos, sentando las bases de lo que sería una ley fundamental en la biología.
La carrera de Quinton no se limitó a un solo ámbito; fue un verdadero renacentista en el sentido más amplio de la palabra. Su educación, que fusiona la ciencia con el humanismo, le otorgó el estatus de un verdadero sabio de su tiempo.
A través de su extensa obra, tanto publicada como inédita, promovió una visión del mundo que equilibraba lo material con lo espiritual, bajo el lema “Science de la sensibilité”, integrando ambos aspectos en una armonía única.
Quinton no solo fue un pionero en biología y fisiología, sino que también se destacó como filósofo, héroe militar, mecenas de la aviación y proponente del humanismo.
Su perspectiva sobre el mundo y la vida era sumamente avanzada para su época. En sus escritos, reflexionaba sobre cómo, a pesar de la visión evolucionista que nos presenta la materia viva como una sustancia plástica en constante adaptación, en 1897, formuló un principio revolucionario.
Este principio, sin descartar la evolución, sugería que la vida, en todas sus manifestaciones, busca preservar las condiciones de su origen marino. Lejos de ser meramente pasiva ante los cambios ambientales, la vida se esfuerza por resistir, adaptando sus formas anatómicas para conservar la temperatura y la salinidad original del océano.
Este enfoque innovador de Quinton sobre la biología no solo destaca su habilidad para observar y deducir más allá de las teorías establecidas, sino que también subraya su profunda conexión con la naturaleza y su incansable búsqueda por entender la esencia misma de la vida.
Sus investigaciones con el agua marina.
Para corroborar la hipótesis de que el agua de mar, adecuadamente diluida a la isotonicidad, se asemeja al fluido interno del cuerpo humano, fue imprescindible llevar a cabo una serie de experimentaciones rigurosas.
En 1897, dentro de las instalaciones del Collège de France, específicamente en el laboratorio del Profesor Marey, se realizó un experimento pionero.
Este consistió en desangrar completamente a perros para luego administrarlos, por vía intravenosa, agua de mar diluida, alcanzando un volumen del 104% de su peso corporal en un perro de 10 kg, sin presentar adversidades. La capacidad del animal para eliminar esta solución a través de la función renal fue demostrada con éxito.
En un caso particular, tras ser desangrado completamente, a un canino se le administró agua de mar durante 11 minutos, lo que resultó en la recuperación instantánea de sus funciones vitales, incluyendo la restauración de su reflejo córneo.
Este perro, apodado «Sodium», no solo recuperó completamente su salud, sino que también vivió cinco años más, hasta que un desafortunado accidente con un tranvía le causó la muerte.
Entre los años 1887 y 1904, René Quinton, apoyado por un grupo de jóvenes médicos entusiastas y destacados profesionales de la medicina, perfeccionó su tratamiento marino.
Este método comenzó a aplicarse en los hospitales de París, ofreciendo una nueva esperanza a pacientes en condiciones críticas, tales como un caso terminal de tifus, envenenamiento por ácido oxálico, sífilis, cirrosis hepática, y una parturienta al borde de la muerte por hemorragia.
Las inyecciones de Agua de Mar Isotónica, o Plasma de Quinton, lograron resultados milagrosos, salvando a muchos pacientes que se encontraban en estado terminal.
El culmen de sus investigaciones se enfocó en el estudio de los glóbulos blancos, células notoriamente sensibles y difíciles de sostener en medios artificiales. Quinton extendió sus estudios a una amplia variedad de especies, incluyendo peces, anfibios, reptiles, mamíferos y aves, demostrando que, en un entorno marino, los glóbulos blancos conservan todas las características de una vida normal.
Recientemente, el Dr. José Miguel Sempere, Profesor de la Universidad de Alicante en el Departamento de Biotecnología, ha validado estas observaciones.
Tras un análisis detallado, concluyó que los glóbulos blancos pueden mantenerse vivos en la solución Quinton Isotónica más allá de las 96 horas previamente documentadas, reafirmando la relevancia y el impacto duradero de los estudios de Quinton en la ciencia contemporánea y la medicina moderna.
Este cuerpo de trabajo no solo subraya la importancia del agua de mar como un potencial terapéutico, sino que también enfatiza la visión de Quinton sobre la íntima conexión entre el medio marino y la salud humana.
¿Qué es el Plasma de Quinton?
El Plasma de Quinton representa una solución completamente natural e isotónica derivada del agua de mar.
Funciona como un suplemento nutricional elaborado a partir de agua marina, la cual se extrae de vórtices ricos en fitoplancton y se diluye con agua de manantial de baja mineralización para adecuar su contenido salino, dotándola de propiedades únicas. Este proceso incluye una microfiltración a frío (0,22 micras) para asegurar su pureza y seguridad.
Envasado en ampollas de vidrio, el plasma de Quinton contiene hasta 78 elementos esenciales, todos biodisponibles, asegurando una óptima absorción por el organismo. El Plasma de Quinton se distingue como una fuente de nutrición natural, aportando una amplia gama de micronutrientes inorgánicos esenciales para el bienestar integral del cuerpo.
Comparación entre el Plasma Marino Convencional y el Plasma Marino de Quinton
A diferencia del plasma marino convencional, que se limita a ser agua de mar isotónica diluida con agua mineral, el plasma de Quinton mantiene una fidelidad exclusiva al método original de producción y criterios de extracción establecidos por el propio René Quinton a finales del siglo XIX.
Quinton, pionero fisiólogo y biólogo francés, propuso una visión innovadora sobre la vida marina, sugiriendo que, a pesar de las transformaciones a lo largo del tiempo, los seres vivos originarios del mar buscan preservar las condiciones primigenias de su entorno.
Nacimiento del Plasma de Quinton – El descubrimiento de la terapia marina
Al comienzo de sus investigaciones, René Quinton observó que el agua marina albergaba 15 elementos químicos de la tabla periódica de Mendeleiev. A medida que profundizaban en sus estudios, identificó cinco elementos adicionales, anticipando que el agua de mar podría contener la totalidad de los elementos presentes en dicha tabla.
Esta hipótesis se confirma con el tiempo, gracias a los avances en los métodos de análisis clínico, demostrando que el agua de mar efectivamente incorpora todos los elementos de la tabla periódica de Mendeleiev en proporciones similares a las encontradas en los fluidos corporales humanos, incluyendo el plasma sanguíneo, las lágrimas y el líquido cefalorraquídeo, entre otros.
Henry Doffin, distinguido Catedrático de Biología de la Facultad de Ciencia de Poitiers en Francia, oficializó este descubrimiento en 1950.
Posteriormente, investigaciones llevadas a cabo por la Universidad de Coral Gables en Miami, Estados Unidos, mediante técnicas de espectrometría de difracción de neutrones -el método más preciso hasta la fecha-, han verificado la composición integral y la concentración de los 78 elementos biodisponibles en el agua de mar, manteniendo su estado natural a una temperatura biológica óptima.
Se ha identificado que el agua de mar primitiva presentaba una menor concentración de sales minerales en comparación con la actual, lo que implica la necesidad de diluir su concentración actual con agua de manantial de baja mineralización para su uso terapéutico.
Además, cada litro de agua de mar aporta aproximadamente 300 miligramos de derivados prebióticos del carbono, incluyendo aminoácidos, azúcares, vitaminas, entre otros. Los iones, presentes en su fase líquida y ausentes en la sólida, son transformados por el fitoplancton y el zooplancton en cadenas naturales.
Estos componentes ejercen un efecto sinérgico y establecen una simbiosis natural con el organismo humano, cuya composición mineral de sus fluidos es idéntica a la del agua de mar. Este notable paralelismo subraya la importancia y el potencial del agua de mar en la salud y la nutrición humanas.
¿Qué propiedades tiene el agua marina en la salud?
El agua de mar ofrece múltiples beneficios para la salud, las más destacadas son:
- Fortalecer el sistema inmunológico
- Facilita la limpieza, curación y regeneración de heridas.
- Promueve la homeostasis, asegurando la autorregulación del cuerpo.
- Mejora la función respiratoria.
- Ayuda en el tratamiento y alivio de trastornos hepáticos y renales.
- Apoya los procesos de desintoxicación del cuerpo.
- Mejora la digestión.
- Equilibra el pH del organismo.
Reflexión Final sobre la Investigación científica y Nuevas Alternativas terapéuticas
La importancia de la investigación científica a la hora de descubrir nuevos tratamientos es innegable.
Vivimos en una era de progreso científico y tecnológico sin precedentes, en la que el potencial para descubrir y desarrollar tratamientos innovadores para enfermedades crónicas y agudas es enorme.
La talasoterapia, que hunde sus raíces en observaciones experimentales y prácticas tradicionales, es un claro ejemplo de cómo los conocimientos ancestrales pueden confirmarse y ampliarse a través de investigaciones científicas rigurosas.
La exploración continua de terapias alternativas como la talasoterapia no sólo amplía nuestro arsenal contra diversas patologías, sino que también nos recuerda la importancia de recurrir a la naturaleza en busca de alivio y de encontrar una solución.
En este sentido, la investigación científica juega un papel importante para confirmar la eficacia y seguridad de estos métodos, así como para comprender su mecanismo de acción y la posibilidad de su integración con otros métodos de tratamiento habituales.
Además, la apertura a nuevos tratamientos refleja un enfoque más holístico de la medicina, que ve al individuo como un todo (cuerpo, mente y medio ambiente) y reconoce la relación de interconexión entre estos factores en el proceso de curación.
Esta perspectiva no sólo es importante para el desarrollo de tratamientos más eficaces y personalizados, sino que también promueve una visión más sostenible y respetuosa de la atención sanitaria, coherente con los principios de la medicina moderna, la medicina preventiva y la salud integral.
En resumen, la talasoterapia, al igual que otras terapias alternativas emergentes, representa un campo prometedor digno de exploración continua.
La inversión en investigación científica en esta y otras áreas es fundamental para avanzar hacia un sistema de salud más inclusivo, eficiente y amigable con el medio ambiente, destacando la necesidad de buscar continuamente nuevos conocimientos, conciencia y coraje para explorar lo desconocido en beneficio de la humanidad.